Nikola Benin
En el año 332 antes de Cristo, Alejandro Magno llevó adelante uno de los sitios militares más famosos de la historia. Puso en asedio a la plaza de la ciudad de Tiro, (actualmente sur del Líbano) cuya ciudadela se hallaba en una isla separada por el mar.
Para poder tomar aquella defensa, las tropas del Macedonio construyeron un brazo de piedra de unos ochocientos metros, tan largo como la separación que había entre aquella isla y el resto de la ciudad, apelando para la obtención de los materiales necesarios, a la demolición de la ciudad vieja, que se ubicaba en tierra firme.
No obstante, el sitio fue durísimo debido sobretodo a la valentía y el ingenio de los defensores tirios que obligaron a Alejandro a agudizar aun más su inteligencia y tenacidad para poder triunfar, no bastando la utilización de todos los recursos disponibles.
La construcción de máquinas de guerra especiales y la utilización inteligente de su flota lograron la victoria final.
Siete meses de asedio y la muerte de unos ocho mil ciudadanos tirios dan cuenta de la crueldad de aquella guerra.
Otros dos mil fueron crucificados a lo largo de kilómetros de playa y treinta mil ciudadanos y extranjeros fueron convertidos en esclavos, sin embargo, varios miles de tirios fueron recogidos y escondidos por la armada de la vecina ciudad de Sidón.
Con motivo de la victoria Alejandro ofrendó sacrificios en el templo tirio del dios Melkart, ofreciendo para ello una de las máquinas de guerra, con la cual logró penetrar en la ciudad que acababa de conquistar.
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